Que mejor para empezar este blog de golosinas que hacer una poco de historia.
Los caramelos, las
chuches, las golosinas… eso que les gusta tanto a los niños y a los que
no somos tan niños, no han sido siempre algo que comemos para endulzar
nuestros paladares bien por placer o por capricho sino que, cuando se
crearon hace años, tenían su explicación y finalidad.
Nacen a raíz de la necesidad
del hombre por encontrar un alimento ligero que sirviese de sustento
para sus largos viajes, algo pequeño, ligero pero que además le
produjese energía. También está íntimamente ligado al descubrimiento de
lo dulce y sobre todo de la miel, los primeros dulces, fueron creados
con pulpa de fruta, cereales y miel.
|
Ya
en tiempos de Noé, los viajeros preparaban una pasta dulce y jugosa con
pulpa de fruta y cereales pulverizados, incluso los antiguos egipcios
preparaban sus caramelos mezclando miel y fruta, y moldeándolos de muy
diversas formas. Pero es de la India de donde procede el descubrimiento
de usar azúcar para elaborarlos, allí se produjo por primera vez azúcar
sólido.
El nombre de caramelo
procede del descubrimiento de la caña de azúcar, también llamada “caña
de miel” que en latín la denominaban “canna melis” y que finalmente dará
lugar a “caramelo”. Con la caña de miel se desarrollaron nuevas y
mejores técnicas de repostería, el problema fue que durante siglos fue
un producto de lujo no alcanzable por cualquiera.
De esta época son
también los grageados, caramelos cubiertos de azúcar o de chocolate y
rellenos con frutos secos, crocantis, pasas… A estas grageas se les
añadía aromas de fresa, violeta o almizcle y se les daba diversos
colores, para que llamasen la atención.
Fue ya en 1850 cuando
Estados Unidos comenzó con la producción industrial de caramelos, pero
en España, no se aplicó hasta 1930.
Un clásico entre los caramelos es el chicle.
Surge de la costumbre que tenían en la antigüedad de masticar cosas
diferentes de los alimentos. Mascando la savia de abeto solidificada
descubrieron que era una magnifica forma de calmar la sed, gracias a la
excitación que producía en las glándulas salivales. La gran revolución
en la fabricación de la goma de mascar se produjo cuando T. Adams, en
1860, empezó a utilizar “chicle” importado del Yucatán o de Belice, como
goma base. La nueva materia tenía dos propiedades muy importantes:
mayor elasticidad y gran capacidad para retener el sabor, esto permitió
que salieran al mercado chicles con sabores diferentes (fresa, regaliz,
menta,...).
Otro clásico son las pastillas Juanola,
que cumplen ya cien años. Fueron creadas por un farmacéutico, Manuel
Juanola, en una farmacia del Barrio de Gracia de Barcelona, eran unas
pastillas romboides que mezclaban regaliz, mentol y eucalipto para
calmar la tos. Tuvieron un éxito increíble, y en poco tiempo se vendían
en toda España.
Los caramelos Solano
son otro ejemplo de longevidad en el mundo de los caramelos. Aparecen
en la primera mitad del siglo XIX, cuando a un confitero logroñés se le
ocurrió usar para hacer estos caramelos leche de burra, un remedio de
entonces para los catarros. Celestino Solano, añadió a la leche un
chorrito de café y este remedio triunfó entre los acatarrados de
Logroño.
Otros caramelos de nuestra infancia son: los Pez que nacieron en 1927, las pastillas de hierbas Ricóla de los años 20 también, los Sugus que llegaron a España en 1961, los Werther`s Original que se crearon en Alemania en 1903, y los Conguitos que tienen ya 40 años. Los Chupachus Kojak llegaron a España en 1975, y las Piruletas de Corazón son de finales de los 60, y a pesar de que todos creyeran que eran de fresa son de cereza.
Pero de lo que no hay
duda es que entre las modernas golosinas de hoy en día tan apreciadas
por los niños, siguen figurando clásicos como los Chupa Chus, los Solano
y los Sugus.
Un saludo. |
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario